viernes, 1 de febrero de 2008

Chicago - U.S.A.


El martes 2 de Octubre, fue nuestro primer día en Chicago, y a pesar del cansancio acumulado lo aprovechamos muy bien. Y como estábamos en el centro, estábamos disfrutando mucho el paisaje que nos brindaban los rascacielos.

Nuestra recorrida por la ciudad la comenzamos por la Congress Parkway, y fuimos hasta la Michigan Avenue, la más importante de la ciudad. Allí se concentran las tiendas más llamativas de la ciudad. Después de ahí fuimos al Millenium Park, el cual constituye el “pulmón” de la ciudad. Allí se encuentra la bellísima Buckingham Fountain, con bellas esculturas. Desde allí fuimos en dirección sur por la rambla sobre el Lago Michigan. La vista del centro de la ciudad es magnífica desde allí. En esa zona se encuentran algunos de los más importantes museos de la ciudad. El primero que visitamos fue el de historia natural: The Field Museum. Nos gustó mucho el mismo. Allí vimos desde dinosaurios hasta aves, rinocerontes y osos, por ejemplo. A su vez, habían exhibiciones de las Americas, del antiguo Egipto (en donde para variar, habían muchas “joyas” arqueológicas robadas a los egipcios), y del Tibet. Estuvo bueno, y además lo hicimos rápido, entonces no nos aburrimos. Al lado de éste museo se encuentra el Shedd Aquarium, el cual estuvo espectacular. A la entrada nos enteramos que el acceso era gratuito (al igual que el de Historia Natural), pero había una gran parte del museo que era paga. Para poder entrar a la misma les mostramos el carnet de prensa, el cual nos permitió ahorrarnos unos cuantos dólares. Es muy impresionante ingresar al mismo y encontrarse con un gran estanque repleto de agua, con decenas de peces de todo tipo y color, muchos corales, y una mujer buzo alimentándolos. Vimos rayas, tortugas, tiburones, caballitos y estrellas de mar, cangrejos, etc. En la sección paga nos encontramos con un espectáculo de delfines en donde los instructores nos explicaban cómo enseñan a estos inteligentes animales los trucos. También habían ballenas “bebé” en una inmensa piscina. Estuvo muy bueno. Desde aquí nos fuimos al Adler Planetarium, pero éste no estuvo tan bueno, salvo por unos shows a donde ingresamos en el Star Rider Theater (dentro del planetario): el Time Space y el de Black Holes, en donde en el primero hacían una síntesis de la evolución, y en segundo explicaban sobre la formación de los Agujeros Negros. La novedad del espectáculo consiste en que se trata de un teatro de 360°, en un ambiente de cuasi realidad virtual.

Después de aquí nos fuimos al Soldier Field, el estadio de los Chicago Bears del Fútbol Americano. Tratamos de ingresar al mismo, pero no nos fue posible, ya que se encontraba cerrado. Podrá resultar curioso el porque de nuestro interés en visitar estadios, lo cual hemos realizado en todo el viaje. Y es por una sencilla razón, que consiste en ser amantes de los deportes, y que mejor que visitar el lugar en donde se desarrollan los mismos… Fue una lastima no haber podido llegar al campo de juego.

Habiéndole dedicado prácticamente todo el día a visitar museos, lo que nos faltaba era salir a “trillar” la ciudad. Y como nos dimos cuenta que la Michigan Avenue era la más importante la recorrimos casi toda. Y paseamos, sacamos fotos, vimos muchos hoteles de alta categoría (no de alta rotatividad, jejje), rascacielos, en un muy bello entorno. Cruzamos el Río Chicago y seguimos por la Michigan, la cual a esa altura tiene un apodo: Magnificent Mile Shopping, y esa sí que constituye la zona más exclusiva, con tiendas de lujo y bellísimo ambiente. Pasamos por la Plaza de las Américas en donde se encuentran las banderas de los países miembros. Ya al oscurecer subimos a la Torre Hancok, en cuya cima hay un observatorio, en donde la vista es deslumbrante, de toda la ciudad, incluso se pueden ver ciudades de otros Estados próximos a Illinois. Ya al final de la jornada, y luego de estar muy cansados nos volvimos al albergue a descansar.

EL martes 3 de Octubre nos levantamos temprano, y luego de desayunar de forma muy abundante, salimos a recorrer la ciudad. Nuestra primer parada iba a ser la Torre Sears, el edificio más alto, y símbolo de la ciudad. Pero de camino a este rascacielos nos topamos con la Chicago Board Options Exchange, o la Bolsa de Intercambio de Opciones, la más importante en el mundo en ese rubro.
Como dignos estudiantes de Ciencias Económicas, quisimos entrar a verla, pero no nos fue posible. A partir de los atentados terroristas del 11/9 se han cancelado las visitas turísticas a este tipo de lugares. Fue una lástima no haber podido entrar. Es así que luego de éste frustrado intento, ahí sí, fuimos directo a la Torre Sears. Al ingresar a la misma, nos sorprendimos de lo caro que era el valor de la entrada (U$S 18.75). La vista desde arriba es magnífica, y muy diferente a la que vimos la noche anterior en Hancok. Esto nos permitió poder ver la ciudad desde lo alto, de día y de noche. Estuvo muy lindo, y pudimos identificar algunos puntos turísticos.

Nuestro siguiente destino fue visitar el mítico estadio de los Chicago Bulls, los múltiples campeones de basket de la NBA, y donde el espléndido Michael Jordan se consagró. Fuimos caminando al estadio, decisión que fue acertada por los lindo lugares por los cuales paseamos, pero muy distante de donde nos encontrábamos, por lo cual nos resultó muy cansador, y ni que hablar del calor reinante, pues ya nos encontrábamos cerca del medio día.

Fuimos caminando por la Adams Street, en dirección Oeste, en donde pasamos por zonas muy lindas, como la Greek Town.

Cuando llegamos al United Center, tratamos de ingresar al mismo, para poder conocerlo por dentro. No había mucho movimiento en la zona, pues nos encontrábamos fuera de temporada, y casi todas las puertas de acceso estaban cerradas, salvo una, por donde ingresamos. Lamentablemente el seguridad no nos dejó visitar el estadio, y nos mandó a sacarnos fotos con la estatua de Jordan que se encuentra en la entrada principal!!! Y lógicamente que eso sí lo hicimos… Nos sacamos fotos con ella de todos los ángulos posibles, y después de eso nos volvimos.

La vuelta, al medio día, estuvo acompañada de un calor agobiante. Y volvimos al Financial District , en donde muchos miles de millones de dolares se generan diariamente. Allí vimos edificios importantes, como el de la Reserva Federal y la Chicago Board Exchange, sobre la La Salle Street. Desde allí, y luego de haber cambiado mis travelers, nos fuimos hacia la Michigan Avenue, para visitar el Millenium Park, con modernos ornamentos y monumentos. Un monumento que nos llamó la atención es un inmenso “maní” de metal, que resultó ser muy gracioso, y de un aspecto algo futurista. Realmente muy original y bonito.

De ahí comenzamos a caminar en dirección Este, para dirigirnos al Navy Pier, sobre el Lago Michigan. Hay que aclarar que todos estos trayectos los hicimos caminando, lo que nos generaba un desgaste físico bastante importante.

Llegamos al Lago Michigan, en donde nos encontramos con un gran puerto de yates. Bordeamos el lago y llegamos al Navy Pier, el cual no presentaba mucho movimiento. Nos dimos cuenta que tenía muchos juguetitos del estilo parque de diversiones, como la Casa de los Espejos. Pero no había mucha gente, y algunas atracciones estaban cerradas. Luego de haber paseado un rato por ahí, volvimos a la zona del Norte del Chicago River, en donde está la Magnificent Mile Shopping, y todo su glamour.

Ya la noche estaba cayendo, y esto embellecía a la ciudad, le daba otra cara, otro aspecto. Y con esto estaba finalizando nuestra estadía en Chicago. Una magnífica ciudad, muy bella. Me pareció algo así como la hermana menor de Nuevas York, que por ya conocerla, en esta oportunidad no iba a volver a visitar.

Al regresar al albergue aprontamos nuestras valijas, ya que a la mañana siguiente debíamos madrugar para tomarnos el avión hacia Washington D.C.

1 comentario:

Henry Coubrough dijo...

Qué grande Gastón !!!

La verdad que te quedó excelente el blog y fue un gusto inmenso haber compartido el viaje contigo, por todas las experiencias que compartimos.
Ya estoy pensando en nuestro próximo viaje por el mundo...
Te mando un fuerte abrazo,

Henry.