miércoles, 26 de diciembre de 2007

Vuelo a Chicago


Es curioso cómo se dan las cosas. Terminamos el viaje en ésta etapa de camioneta de la misma forma a como la empezamos, es decir, durmiendo en la camioneta. Capaz que aquél primer día en Brujas no lo esperábamos, pero así se dieron las circunstancias. De todas formas, nuestro descanso se dio en condiciones mucho más “dignas” que en Brujas, pues contábamos con un miembro menos del grupo, y además habíamos sacado las valijas de la camioneta, lo cual nos permitió reclinar las butacas independientes de la nave que tuvimos por un par de meses, y verdaderamente, la diferencia se notó.

Al levantarnos a la mañana, lo primero que hicimos fue quitar todos los artículos que aún estaban en la camioneta, y que nos acompañaron durante éste tiempo, para así poder entregarla a la rentadora. Henry y Mauricio fueron a llevarla y por suerte la entregaron sin ningún problema. El gran miedo que yo tenía por lo menos, era de tener algún inconveniente con la camioneta como por ejemplo chocarla o algo así, pero por suerte nada de eso ocurrió. Salimos sanos y salvos!!! Fue un gran alivio.

Después de eso lo único que nos quedaba a nosotros cuatro era esperar a tomarnos el avión. Pero el tiempo pasó bastante rápido, así que no tuvimos inconveniente.

A la hora señalada, Henry y yo nos debíamos tomar el avión rumbo a Chicago, e implicaba la despedida de Albert y Mauricio, que se tomaba el vuelo a Nueva York. Era el fin de una etapa.

Lo gracioso de todo esto es que volvimos a recuperar las casi 8 horas del día que habíamos perdido a la ida a Japón, cinco meses atrás. Salimos a las 12 p.m. aproximadamente, y luego de 10 horas de viaje, llegamos a eso de las 4 de la tarde a Chicago.

Y aquí en Chicago estaba comenzando éste último capítulo del largo libro que hemos escrito. Pero ahora solamente Henry y yo. Me animaría a decir que estaba comenzando la tercera parte de éste viaje, habiendo tenido las instancias previas de excursión (en Asia y Medio Oriente), y de camioneta (en Europa).

Luego de haber retirado las valijas, averiguamos cómo ir al centro de la ciudad. Lo más económico era ir en metro, lo cual nos llevó una hora y veinte minutos más o menos. La parada de subte quedaba a unas 4 cuadras del albergue, distancia no tan corta considerando todo el equipaje que llevábamos. Al arribar al centro, quedamos sorprendidos por la amabilidad de los lugareños, algo que no nos imaginábamos. Sin preguntarle a nadie, las personas nos ayudaban y nos daban indicaciones de cómo llegar a nuestro destino. Ahí nos dimos cuenta de que la íbamos a pasar muy bien, y por suerte así fue.

Luego de instalarnos en el albergue, y viendo que estábamos muy cansados, nos acostamos, y a pesar de ser muy temprano (tan solo las 8 de la noche), nos quedamos dormidos, sin siquiera salir a cenar…

domingo, 16 de diciembre de 2007

San Sebastián - España


A pesar de haber salido la noche anterior, nos levantamos temprano pues debíamos partir hacia el norte de España, a la ciudad de San Sebastián, en el País Vasco.

El sábado 29 de septiembre tuvimos unas cuantas horas de viaje, y arribamos a destino pasado el medio día. Y a medida que íbamos ingresando a la ciudad, nos íbamos sorprendiendo cada vez más al descubrir una espléndida y hermosísima ciudad, con una magnífica rambla, creo que de las mejores que hemos visto en éste viaje. Hasta incluso el festival de San Sebastián estaba llegando a su fin en ese mismo fin de semana, con la presencia de la actriz Demi Moore.

A la entrada a la ciudad se puede ver el Palacio de los Festivales. el cual tiene una apariencia extraña en su exterior. Estuvimos paseando por la hermosa rambla a la altura del Monte Urgull, desde donde se puede apreciar una hermosa vista de la Bahía de la Concha, junto con el centro de la ciudad.

Luego de aquí fuimos a dejar el auto en un parking techado y salimos a caminar por el centro. La idea era conseguir mapas y alojamiento, ésta última tarea un poco más complicada por el hecho de encontrarnos en el último fin de semana del festival de cine. El centro de la ciudad nos encantó, con edificios de calidad y muy bonitos. Encontramos una calle peatonal, en donde averiguamos por un albergue pero era muy caro y no tenía habitaciones disponibles. Desde ahí se podía ver la Catedral, a la cual no ingresamos. Seguimos recorriendo la ciudady vimos el inmenso y bello edificio del Casino, en donde había un cartel en contra de la organización separatista ETA, oriunda de esa región. Ya habíamos conseguido un mapa, aspecto que nos facilitaba enormemente movilizarnos. De todos modos, fuimos a la Tourist Info a buscar información de algún lugar disponible como para quedarnos. Allí nos indicaron que lo mejor era ir al Camping, el cual quedaba algo lejos del centro. De todas formas, antes de irnos al camping, dimos una vuelta por la magnífica rambla sobre la Playa de la Concha. Y la recorrimos hasta el final , de punta a punta, caminando, hasta llegar a la escultura Peine del Viento, creada por el escultor Chillida. Allí hay un muy extraño tubo de aire (por llamarlo de alguna manera), que por alguna razón lanza un viento muy fuerte, desde el piso, y según la marea reinante. Es rarísimo pero muy divertido, sobre todo para los niños, que están jugando por ahí.

Luego de esto ahí si nos fuimos a buscar el auto para ir al camping, en la última noche de camping por el grupo de viaje, o sea, era la última dormida en la carpa.

Antes de acostarnos, y ya habiendo hecho el check-in, y por ser la última noche, decidimos salir a conocer la movida en San Sebastián. Mauricio se quiso quedar en el camping, y entonces salimos con Henry y Albert. Ya habíamos averiguado que la movida se encontraba en la ciudad vieja. Estuvimos caminando por sus ruidosas calles y entramos a algunos pubs, los cuales estaban buenos. Sin embargo, como debíamos madrugar al día siguiente no nos queríamos acostar muy tarde. De ahí nos fuimos al camping, a tratar de conciliar el sueño, en nuestra última noche en carpa en Europa…

El domingo 30 era el día en que debíamos partir rumbo a Paris, pues el viaje ya estaba finalizando. Al levantarnos, y luego de un breve desayuno, realizamos el famoso y ya sabido sorteo de los lotes de los artículos que habíamos venido usando, y que al desintegrarse la camioneta íbamos a tirar, salvo algunos más valiosos, los cuales íbamos a repartir. De ésta manera, separamos los elementos que nadie quería, los cuales dejamos en el camping por si algún otro turista los precisaba. Por otro lado tuvimos que ver los artículos que sobraban y quienes estaban interesados en ellos. Y se puede decir que me fue bastante bien en el reparto!!! Me tocó quedarme con varias cosas, que a la postre me significaron una gran cantidad de peso adicional para el resto de mi viaje por Estados Unidos.

Como nos habían faltado algunos puntos interesantes de visitar, antes de emprender camino hacia Paris, decidimos dar alguna vuelta por la ciudad. Paseamos por la rambla, después caminamos un poco más por el centro, en donde almorzamos fuerte, y ahí sí, de tarde, comenzamos el largo viaje hacia Paris.

No nos resultó tan fácil ésta vez llegar al aeropuerto. A la capital gala llegamos de madrugada y no había personas a quien preguntarle, cómo llegar al Charles de Gaulle. Pero de todas formas pudimos llegar al aeropuerto, tarde, pero llegamos al fin. Dejamos el auto en el estacionamiento del aeropuerto, y luego de un rato de dar vueltas por la terminal aeroportuaria, fue en la camioneta en donde dormimos.