domingo, 2 de septiembre de 2007
Moscu - Rusia
El viaje en bus desde San Petersburgo se hizo extremadamente largo. Duró, vaya a saber uno por qué, unas 16 horas, tiempo por demás excesivo para recorrer una distancia no mayor a 720 kilómetros. Tanto mis compañeros como yo creíamos que se estaba demorando por alguna razón en especial, algo no parecía andar bien, pero en fin...
Llegamos a la capital rusa al medio día del jueves 23 de agosto. Luego de instalarnos en el hotel, que supo albergar a los atletas olímpicos en las olimpíadas de 1980 (era la Villa Olímpica), Marcel nuevamente se ofreció para darnos un paseo por el centro (tal como lo había hecho en San Petersburgo), en la zona de la Plaza Roja, por la noche, en el corazón de Moscú, y muy lejos de donde estábamos alojados.
El paseo lo hicimos yendo en Metro, que tiene una importancia turística adicional, pues verdaderamente su apariencia es digna de cualquier museo de nivel internacional. Cada línea tiene una temática distinta, y dentro de ellas, cada estación tiene una particularidad, que la hace única, diferente de las demás, con mucho lujo, más allá de que se note que le falta algo de mantenimiento o limpieza. Es así que se pueden encontrar esculturas, paredes de mármol, vitrós y hasta arañas que iluminan la estación. Era bastante gracioso el hecho de ir bajándonos en alguna estación interesante y escuchar las explicaciones de Marcel, cual si fuera una clase de arquitectura in situ. Tan es así que la gente pasaba a mirar que estaba pasando que había tanta gente aglomerada escuchando a un tipo hablar, jeje.
Y fuimos directamente a la Plaza Roja, donde se encuentra el Kremlin con sus inmensas murallas y la iglesia de San Basilio el Beato, las más famosa y conocida de Rusia, además de unos cuantos museos, como el Histórico. Recorrimos caminando sus alrededores, y luego de cenar nos volvimos al hotel.
A la mañana siguiente, viernes, comenzaron las excursiones diurnas y el city tour. Esta vez el viaje lo hicimos en bus, lo que nos permitió contemplar la ciudad por primera vez, una ciudad extraña. Es curioso como se pueden ver en la calle unos extraños conductos que nos enteramos que son respiraderos del subte. Vimos muchos edificios interesantes en nuestro camino al centro, como por ejemplo el inmenso edificio de la Universidad Estatal de Moscú, la estación de trenes por donde el Trans Siberiano parte para recorrer Rusia, o el edificio de una manzana y varios pisos en donde estaba la KGB.
Y nuestro primer destino fue volver a la Plaza Roja, a visitar el Kremlin por fuera y la iglesia de San Basilio. El Kremlin es como una fortaleza amurallada, en cuyos muros se encuentran varias torres muy bellas. Las más destacadas son las Torres Konstantino-Eléninskaya, la Nabatnaya y la Spasskaya. En las afueras del Kremlin, en la Plaza Roja, se encuentra el Mausoleo en donde descansan los restos del líder político y revolucionario Lenin, pero no ingresamos a verlo. Al mismo se puede ingresar para apreciar el cuerpo embalsamado pero no está permitido obtener fotografías del mismo. Supongo que entraré la próxima vez que viaje a Rusia…
Luego fuimos a visitar la iglesia cristiana de San Salvador, pero no pude ingresar pues no me lo permitían por la vestimenta, pues estaba de short y musculosa, y no es permitido ingresar así. Pero han sido tantas las iglesias que hemos visto, que en verdad no me estresó en lo más mínimo no poder visitarla.
Desde allí partimos a visitar un lago, que ahora no recuerdo su nombre, en donde se dice que el compositor Tchaikovski se inspiró para su obra El Lago de los Cisnes. A su vez en el parque adyacente se encuentra una especie de mini Kremlin que oficia de mausoleo en donde se encuentran los restos de varios ex presidente rusos como Boris Yeltsin y hasta la esposa de Gorbachov.
Visitamos también un mirador en una colina pequeña desde donde se puede apreciar una panorámica de la ciudad, y ver toda su inmensidad. Desde allí pudimos ver el Estadio Olímpico de Moscú o Complejo Deportivo Central.
El city tour finalizó en una zona ya conocida por nosotros a ésta altura, en la Plaza Roja, la cual oficia como Centro Comercial y Turístico de la Ciudad.
Desde allí nos separamos en varios grupos, y cada uno comenzó a disponer de tiempo libre como para poder recorrer lo que quisiera. Así fue como Henry y yo comenzamos una breve caminata por la zona, recorriendo parte de una de las calles principales: la Tverskaya, la cual nace en la Plaza Roja. Recuerdo que habían pasacalles que recordaban que se aproximaba la celebración por los primeros 860 años de fundada la ciudad. Luego de pasear un poco más regresamos al hotel.
Por la noche salimos a recorrer la movida moscovita. Luego de visitar algunos lugares que en verdad no se cuales eran, pero que quedaban en el centro, fuimos a un boliche que se llama Fabrique sobre el Río Moscova, y estuvo muy bueno. Era una discoteca en donde se podía disfrutar la forma en que los rusos se divierten. En verdad me pareció muy similar a algunos boliches en Montevideo. Una de las diferencias que se ven a simple vista son las rusas, las cuales son divinas!!! Jejje.
Otro de los paseos que hicimos en la capital rusa, y que me llamó poderosamente la atención lo constituyó el Gran Circo de Moscú. Creo que no está bien llamarlo circo pues puede resultar peyorativo, ya que es de una calidad extrema. Perfectamente se podría llamar Teatro. En términos de hotelería diría que es 5 estrellas, dado su excelentísimo nivel técnico y visual.
El espectáculo se divide en 2 actos de una hora cada uno, separado por un entre acto de unos 15 minutos. En escena hay decenas de personas, y son varias los ayudantes que se encuentran tras bastidores, en calidad de asistentes. No solo se compone el espectáculo por los famosos payasos y tigres de bengala, sino que hay bailarinas de ballet sobre caballos, gimnasia olímpica con anillos, una excelente mini orquesta, magos, trapecistas y demás. Realmente estuvo muy bueno, fue un espectáculo que colmó mis expectativas por completo.
Un paseo que no podíamos dejar de hacer, era visitar el Kremlin por dentro, paseo que hicimos con una guía que nos contaba algo de la historia de esta milenaria fortaleza que actualmente alberga a la sede del gobierno ruso. A su vez nos mostró las catedrales de su interior, campanarios, parques y plazas, y el edificio del senado. Si bien es una zona de gran importancia para Rusia, tiene áreas que están habilitadas para el público, algo que podría llegar a ser peligroso. De todas formas, las áreas por las cuales los turistas pueden circular se encuentran marcadas con pintura sobre el asfalto, como si fueran zebras por donde circular. Si algún despistado turista se aparta de esa área pintada, los guardias de seguridad comenzarán insistentemente a tocar un silbato que llamará la atención del turista para que retorne al sendero habilitado, de lo contrario será detenido.
Después de visitar el Kremlin, nos dirigimos con algunos chicos en subte hacia la estación de Dinamo, en donde fuimos a ver un partido de la liga de fútbol rusa, el CSK Moscú vs. Rostob, con victoria de los primeros por 4-0. Si bien la cantidad de goles puede resultar abultada, no fue un partido con mucha “acción”, y la delegación de prensa uruguaya no le otorgó una muy buena calificación al mismo, a pesar de haber ingresado gratis… Eso fue increíble verdaderamente.
Éramos como 15 o 20 y todos pudimos ingresar con los mágicos carnet de prensa, fue muy fácil, creímos que nos iban a complicar más para ingresar. De todas formas para ingresar al estadio nos separamos, y vimos el partido desde zonas distintas del estadio, un estadio chico y no en muy buenas condiciones, muy sencillo, con poca inversión en infraestructura, similar a los estadios de Uruguay. Lo que más pude rescatar fue haber visto 2 jugadores brasileños de muy buen nivel, que formaban parte de la escuadra del equipo locatario: Vagner Love (quien juega a su vez en la selección nacional brasileña) y Jo, éste último de apenas 18 años…, y también algún jugador de la selección rusa.
El partido finalizó temprano, y gracias a eso pudimos volver al centro a seguir caminando por las calles de ésta gran ciudad. Así fue como paseamos por muchas arterias, y conocimos un poco más. Descubrimos una escultura del legendario pensador Karl Marx, pasamos por una automotora representante de Bentley y Lamborghini, a la cual ingresamos y nos dimos el lujo de ver esas increíbles máquinas, visitamos un shopping que descubrimos de casualidad, y hasta pasamos por la embajada alemana, que quedaba en una zona que me daba la impresión de ser un área de oficinas, similar a lo que yo llamaría una zona financiera, pero no sé si lo era, ya que por ser domingo no había nadie…
Varios fueron los días en que salimos a caminar por las calles moscovitas, encontrándonos con la posibilidad de conocer la vida rusa. Básicamente nos dirigíamos a la Plaza Roja, donde se encuentra el centro de la ciudad, y muchas tiendas y hermosas calles se pueden recorrer.
El lunes 27 de Agosto fue nuestro último día en Moscú, y por la noche nos tomamos el tren nocturno rumbo a Helsinki, donde finalizaba la excursión, para volver a tomar las camionetas y seguir conociendo Europa.
Rusia resultó ser un muy interesante país, donde hay que visitarlo con una mentalidad abierta, para poder entenderlo. Hay que considerar que hace relativamente muy poco cambiaron de régimen de gobierno, cambio que fue total, una Revolución (Perestroika). No hay que mirarlo con mentalidad occidental, hay que disfrutarlo sin prejuicios.
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