La vuelta en el tren nocturno desde Moscú se hizo muy placentera. Partimos en la noche del lunes 27 de agosto desde la estación de Moscú hasta Helsinki. Los vagones eran muy parecidos al del tren de Egipto, solo que en lugar de ser cabinas para 2 personas, lo eran para 4.
El mismo nos dejó por la mañana en la estación de Helsinki, para llevarnos luego en bus al camping Oiita, en las afueras de la capital finlandesa. Allí teníamos una noche paga de alojamiento, lo que nos daba la posibilidad de poder recorrer ésta fría ciudad finlandesa, que no habíamos podido conocer antes de la excursión a Rusia.
Helsinki es una ciudad pequeña, y mantiene el encanto de las ciudades nórdicas. Es muy sencilla y su centro se puede recorrer perfectamente en unas horas. Allí conocimos la Catedral, el Ayuntamiento, el Palacio Presidencial, unas calles peatonales, algunas ferias, etc.
Luego de éste recorrido nos volvimos al camping, en donde nos dimos cuenta que casi todo el grupo ya se había ido, habían partido rumbo a otros destinos... Eramos muy pocos los que nos quedábamos en Helsinki esa noche. Ahí nos quisimos dar un gusto y en una mini barbacoa que había, comimos hamburguesas a la parrilla con panchos, los cuales estaban muy buenos, aún sin saber de que eran hechos. Algunos embromaban y decían que esos panchos se habían hecho con carne de algún animal doméstico, jejje. Yo no se con qué los hicieron pero dudo que hayan utilizado los mismos productos que los que se comen en Uruguay, jejje, más vale ni saberlo!!! Pero de todas formas eran muy sabrosos.
Esa noche a la intemperie en el camping, sí que se sintió mucho el frío. Fue de las noches más frías que hemos pasado desde que estamos acampando. Y como no podía ser de otra forma, me tocó dormir en la carpa. Y eso sí que estuvo crudo. Que suerte la mía!!!
A la mañana siguiente tocaba la hora de viajar rumbo a Estocolmo, pero debíamos tomarnos el ferry desde la costera ciudad de Turku. Como salimos temprano en la mañana, nos dio el tiempo como para poder recorrer esta pequeña ciudad, la cual fue en algún tiempo pasado la capital de Finlandia.
Realmente no había nada para ver, y además tuvimos la mala suerte de que el tiempo estaba bastante feo, con lloviznas. Creo que lo mejor fue haber encontrado la biblioteca municipal, en donde había Internet gratis, y pudimos pasar un buen par de horas ahí dentro, antes de dirigirnos al puerto.
A la hora indicada, por la tarde, a eso de las 17 horas, nos fuimos hasta el puerto para poder tomarnos el ferry nocturno hacia Estocolmo, a través de la ya conocida por nosotros Viking Line.
A la mañana siguiente tocaba la hora de viajar rumbo a Estocolmo, pero debíamos tomarnos el ferry desde la costera ciudad de Turku. Como salimos temprano en la mañana, nos dio el tiempo como para poder recorrer esta pequeña ciudad, la cual fue en algún tiempo pasado la capital de Finlandia.
Realmente no había nada para ver, y además tuvimos la mala suerte de que el tiempo estaba bastante feo, con lloviznas. Creo que lo mejor fue haber encontrado la biblioteca municipal, en donde había Internet gratis, y pudimos pasar un buen par de horas ahí dentro, antes de dirigirnos al puerto.
A la hora indicada, por la tarde, a eso de las 17 horas, nos fuimos hasta el puerto para poder tomarnos el ferry nocturno hacia Estocolmo, a través de la ya conocida por nosotros Viking Line.
Esta vez el viaje en el mismo fue mucho más placentero que a la ida, pues pudimos solicitar por unos euros más por persona, un camarote para poder dormir en camas. Y realmente valió la pena, ya que estábamos muy cómodos. Así fue como llegamos a Estocolmo, muy descansados, y con muchas ganas de conocerla...
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