Hablar de los Fiordos implica hablar acerca del interior de Noruega, como solemos decir los uruguayos. Y básicamente éste país se caracteriza por ser su belleza natural, su mayor activo en cuanto a turismo se refiere, y no tanto por sus ciudades, como en cualquier otro país.
Luego de recorrer muy a grosso modo la ciudad de Oslo, emprendimos viaje por el sur, tomando
Es así que nuestro primer destino lo fijamos en la ciudad de Kristiansand, en una especie de península sobre el Mar del Norte, la cual me daba la impresión de ser una suerte de balneario, pues se podía ver personas bañándose en sus no muy cálidas aguas. Si bien no nos abocamos en conocer éste pequeño pueblo, por lo poco que vi, me pareció bastante atractivo.
Allí nos quedamos en un camping, donde teníamos electricidad gratuita (que a estas alturas es un lujo tenerla), pero lo que me sorprendió en mayor medida resultó ser que el precio de la ducha era el más caro de todos!!! Nos costaba la módica suma de 1.9€ por 5 minutos de agua caliente!!! Pero uno que forma parte de la especie “Uruguayensis Garronieris” siempre se las arregla. El funcionamiento de las mismas consiste en depositar la ficha, pero lo que me causó mas gracia fue que el Albert, cuando insertó las monedas, la máquina no le dio agua caliente, es como que se le “tragó la moneda”. Y así fue que, con una bronca que explotaba, y vestido solamente con su toalla “a la cintura” fue hasta la recepción a protestar que no le había funcionado… Fue increíble!!! Pero por lo menos dio sus frutos, ya que le dieron varias fichas por el inconveniente…jejje. Por suerte no lo llevaron preso por andar en paños menores por el camping… jejje.
Luego de pasar una noche en éste lugar, seguimos nuestra travesía hacia el oeste, y nos desviamos en un punto que creíamos era el mas austral de Noruega, pero no lo era. Se llama Lindesnes y es un poblado donde su mayor atracción es un bello y antiguo faro. Es un muy pequeño pueblito pero muy hermoso, con lindas casitas, muy prolijas, como es costumbre por éstos lugares, y muy tranquilo. Una característica es ver grandes casas que dan hacia una bahía, y sobre ésta, se aprecian ¨garages¨ en donde los propietarios guardan sus respectivas lanchas… Es como si cada casa tuviera un mini puerto techado…. Increíble!!!
Seguimos camino y un poco antes de llegar a la localidad de Egersund, nos detuvimos en una P a los efectos de pasar la noche. Quedamos encantados con el lugar, pues si bien quedaba en la ruta, tenía una muy hermosa vista de un lago, y estaba en muy buenas condiciones, y tenía una hermosa y pequeña cascada.
Y acá debo hacer mención a un hecho que nos impresionó a todos nosotros, y condicionó en parte la forma de pensar de algunos… Luego de haber finalizado nuestra cena, como todas las noches, y estando ya con ganas de armar las carpas para poder descansar, notamos la presencia de un sujeto, a unos
Por supuesto que de ese lugar ¨endemoniado¨ nos teníamos que ir, a pesar de que el ¨sospechoso¨ se había ido, pero ya todo el encanto del lugar se había perdido… Así fue como nos fuimos a otro lugar cercano y mas resguardado. Nos detuvimos en una estación de servicio, muy cerca de la ciudad de Stavanger, en donde tendimos nuestra carpa, sabiendo que no estaba permitido, pero como la estación estaba cerrada y no había nadie, nos instalamos igual, a sabiendas de que nos teníamos que retirar bien temprano en la madrugada, para que no se dieran cuenta de nuestra presencia.
Luego de esto, que viene siendo un hábito bastante saludable, nos fuimos hacia el centro de Stavanger, una linda pero pequeña ciudad, sobre la costa pero un poco mas al norte. En cuanto a la arquitectura de la ciudad, a mi personalmente me gustaron mucho las casitas de madera, típicas en toda Noruega. Dimos una pequeña vuelta por la ciudad, hasta que nos fuimos hacia el puerto, para poder tomarnos el Ferry que nos llevaría hacia Prekestolen.
Prekestolen forma parte del increíble Fiordo de Lysefjorden, que es una de las zonas turísticos más importantes de toda Noruega, cuyo punto supremo es el Pulpit Rock, un precipicio de unos
Lamentablemente el tiempo era muy adverso para nuestros intereses, y una neblina cual si fuera una cortina nos impedía apreciar el paisaje!!! Para poder llegar a éste punto, es necesario realizar una caminata de cerca de una hora y media y
Luego de ésta parada obligada, emprendimos nuestro viaje hacia Bergen, ciudad a la cual llegamos luego de muchas horas de ruta atravesando pueblos (como Hjelmeland, Nesvik, Odda y Jondal), montañas, lagos, ríos, cascadas (como
Cuando llegamos a Bergen, a la mañana siguiente, tuvimos la dificultad de encontrar un lugar en donde dejar la camioneta, ya que no habían parkings disponibles, y así poder recorrer la ciudad a pie. Es una ciudad muy pintoresca, pero lamentablemente no la pudimos recorrer caminando pues estaba lloviendo, sólo la recorrimos en auto. Aquí nos volvimos a encontrar con las típicas y hermosísimas casitas de madera. Bergen es la antigua capital de Noruega, y actualmente es la segunda ciudad en importancia.
Luego de haber visitado ésta bella ciudad, tomamos la decisión de visitar un punto que nos habían recomendado, y que no podíamos dejar de visitar. Nos dirigimos hacia el norte a visitar el increíble Glaciar Azul de Jostedalsbreen, en el Fiordo de Sogn et Fjordane. Es una montaña cubierta de hielo color azul, de una gran extensión. Nosotros llegamos solamente hacia donde inicia el glaciar, ya que para poder ascender y adentrarse en el mismo, es necesario poseer el equipo idóneo para poder caminar sobre hielo. Para poder llegar al hielo es necesario realizar una caminata de trekking al estilo la que hicimos en Prekestolen, atravesando por entre los bosques, las rocas, y los cursos de agua. Verdaderamente haber visto ese paisaje majestuoso fue algo que nos sorprendió a todos. Nunca imaginé que ver ese glaciar me fuera a impresionar tanto como lo hizo. Fue una muy grata sorpresa. Lógicamente nos sacamos varias fotos pero lo novedoso fue haber tomado agua del glaciar, el cual se estaba derritiendo. Estaba muy fría el agua lógicamente y era rica, era como tomar agua en su máxima pureza.
Ya habiendo visto esto nos quedamos muy conformes y retomamos el camino por las panorámicas rutas que nos estaba regalando la magistral Noruega. El destino final lo constituía la capital, Oslo, pero siempre la idea era disfrutar de los paisajes.
En toda nuestra travesía por Noruega siempre tuvimos ganas de quedarnos una noche en una cabaña, muy comunes por éstos lugares. Es así que prácticamente por casualidad encontramos una la cual nos encantó desde el primer momento en que la vimos, y no dudamos ni un instante en pasar la noche en ella, en el pequeño poblado de Ardal, cerca de Oslo. Fue un muy buen lujo que nos dimos. Además estábamos necesitando ¨parar¨ un poco las corridas, hacía mucho frío como para dormir en carpa, y no teníamos ganas de pasarla mal…
A la mañana siguiente, y luego de una noche espléndida con estufa a leña, emprendimos el camino rumbo a Oslo.
Cuando llegamos a Oslo, la idea era poder recorrerlo caminando, pero tuvimos la mala suerte de que el clima no nos era muy favorable, pues estaba lloviendo en gran medida. Es así que tomamos la decisión de irnos rumbo a Estocolmo, en Suecia, desde donde nos tomaríamos el ferry a Finlandia, y poder ganar algunas horas, y no andar tan apurados… La experiencia en Noruega había sido magistral, pero había llegado a su fin.
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